viernes, 18 de enero de 2013

INESCRUPULOSOS CONTAMINAN VÍA QUE CONDUCE A LA PLAYA CHULLIYACHE CON RESIDUOS DE CONCHA DE ABANICO
 Viernes, 18 de enero 2013
Magazine Norteño
Tras un aviso que hiciera un morador del cercado de Sechura, ante un acto de contaminación que estaba ocasionando dos unidades móviles al arrojar residuos de concha de abanico en la carretera que conduce a la playa Chulliyache, el Sub Gerente  de Fiscalización Antonio Lazo y el Sub Gerente de Limpieza Pública, Ricardo Bustamante llegaron al lugar para constatar el hecho.
En la supervisión se pudo constatar montículos de valvas de concha de abanico en diferentes puntos de la vía los cuales eran arrojados en mallas, por una moto taxi azul, que conducía un adolescente y una camioneta de color verde con placa PD-9769, cuyo conductor era el Sr. Frank Adrianzen Aquino. Originando de esta manera moscas y olores nauseabundos que podrían generar consecuencias graves a la población y a los pescadores.
Después de comprobar que ambos conductores procedían de un mismo destino, los responsables del municipio sechurano se dirigieron a la comisaría para levantar una denuncia informando la irresponsabilidad de estos conductores.
Además, los representantes de Fiscalización impusieron una multa del 20 % de una UIT, por diseminar basura, desechos o residuos sólidos en vías pública; según el Cuadro Único de Infracción y Sanciones (CUIT) A-16.
El Sub Gerente de Limpieza, informó que a pesar que constantemente se realiza campañas de limpieza en esta zona y el botadero se encuentra cerca de la carretera; las unidades móviles que se encargan de transportar los desperdicios de conchas de abanico continúan descargando los residuos en cualquier lugar, sin ninguna consideración.
Asimismo exhortó a los pobladores a evitar está contaminación que perjudica a la población, sobre todo a la playa Chuyillache que es una de las más atractivas de la región y que alberga a miles de turistas en verano. Pidió también a los consumidores de este producto a tener cuidado, ya que personas inescrupulosas recogen de estos lugares conchas que aún conservan la parte comestible para luego venderlos en los mercados o a los pobladores