Miss Perú Carol Castillo “Me siento como en casa”
Martes 07 de Octubre 2008
Magazine Norteño
Satisfecha y muy alegre, pues pese a que se vivió una mañana sombría, desde su arribo a Catacaos, nuestra Miss Perú Universo, Carol Castillo Pinillos, declaró sentirse mejor que en casa por el calor humano que recogió en su visita a la capital artesanal piurana.
Tras ser declarada Huésped Ilustre por el regidor Carlos Burneo Seminario y recibir un hermoso sombrero de paja toquilla, ella recorrió la Oficina de Información Turística donde con un video y trípticos tuvo un primer contacto con las bondades de Catacaos.
Seguidamente rezó en la Iglesia de San Juan Bautista, deteniéndose ante la imagen de San Dimas, la urna del Viernes Santo y no dejó de sentirse maravillada por los frescos pintados en el templo.
Su pase por la Asociación de artesanos y Cite sirvió para que Carol se “enamorara” de las joyas que allí se confeccionan. En el restaurante “El sabor cataquense”, la mujer más bella del Perú rompió las normas y la dieta demostrando que como norteña, sabe de buena cocina, alabando los chifles, el ceviche, la carne asada y lógicamente del refrescante clarito.
En cada paso suyo, por las calles de Catacaos, ella recibió muestras de cariño y aprecio y sus 19 años, le permitieron un rápido contacto con los visitantes y visitantes ante quienes no se negó para tomarse fotografías o regalarles un beso.
El talabartero More, de la calle Comercio, le obsequió una hermoso juego de sandalias de cuero, trabajadas a mano, que ella empezó a lucir desde ese momento.
Las sonrisas y suspiros se incrementaron por donde caminó y dejó una huella de frescura y un gran amor por lo nuestro y lo peruano
Tras ser declarada Huésped Ilustre por el regidor Carlos Burneo Seminario y recibir un hermoso sombrero de paja toquilla, ella recorrió la Oficina de Información Turística donde con un video y trípticos tuvo un primer contacto con las bondades de Catacaos.
Seguidamente rezó en la Iglesia de San Juan Bautista, deteniéndose ante la imagen de San Dimas, la urna del Viernes Santo y no dejó de sentirse maravillada por los frescos pintados en el templo.
Su pase por la Asociación de artesanos y Cite sirvió para que Carol se “enamorara” de las joyas que allí se confeccionan. En el restaurante “El sabor cataquense”, la mujer más bella del Perú rompió las normas y la dieta demostrando que como norteña, sabe de buena cocina, alabando los chifles, el ceviche, la carne asada y lógicamente del refrescante clarito.
En cada paso suyo, por las calles de Catacaos, ella recibió muestras de cariño y aprecio y sus 19 años, le permitieron un rápido contacto con los visitantes y visitantes ante quienes no se negó para tomarse fotografías o regalarles un beso.
El talabartero More, de la calle Comercio, le obsequió una hermoso juego de sandalias de cuero, trabajadas a mano, que ella empezó a lucir desde ese momento.
Las sonrisas y suspiros se incrementaron por donde caminó y dejó una huella de frescura y un gran amor por lo nuestro y lo peruano
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